La
erosión ocurre cuando las condiciones son favorables para el desprendimiento y
transporte de las partículas de suelo. Tanto la erosión laminar, como la
erosión por surcos son causadas por el impacto de caída de las gotas de lluvia,
por la fuerza cortante del escurrimiento superficial y el flujo concentrado en
cauces, y por la combinación de ambos fenómenos. Factores como clima,
erosionabilidad del suelo, inclinación y longitud de la pendiente y condiciones
de la cobertura vegetal determinan la magnitud de la tasa de erosión.
Para reducir
la erosión se han desarrollado muchas prácticas, no todas ellas de aplicación
universal; sin embargo, donde quiera que el fenómeno de la erosión ocurra,
existen tres principios básicos para un control efectivo, no sólo de la erosión
hídrica, sino también de la erosión eólica:
1)
incrementar la resistencia del suelo a las fuerzas erosivas.
2) reducir
el impacto de caída de las gotas de lluvia sobre el suelo.
3) reducir
la fuerza erosiva de flujo (volumen y velocidad).
La resistencia del suelo a las fuerzas erosivas se
incrementa mejorando la estructura y la estabilidad del suelo, a través de
medidas como incorporación de materia orgánica o de otras sustancias químicas
(cal, yeso o fertilizantes), y de ciertas labores agrícolas (curvas de nivel,
terrazas, bordos, presas filtrantes, etc.). (Civilgeeks, s.f.)
Referencia:
Civilgeeks. (s.f.).Técnicas de conservación de suelos. Recuperado el 6 de Junio del 2016 de
http://civilgeeks.com/2011/10/07/tecnicas-conservacion-del-suelo/
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